martes, 6 de mayo de 2014

¿Cómo y cuándo surgieron los animales de sangre caliente? ¿El gigantismo de algunos reptiles fue una forma de poder controlar mejor su temperatura interna?


Nuevos descubrimientos y cambios de enfoque en las investigaciones

Algunos gigantescos saurios acuáticos, que estaban en la cúspide de la cadena alimenticia de su tiempo, eran capaces de controlar la temperatura interior de su cuerpo.

A esta categórica conclusión arribaron varios paleontólogos de Francia y Dinamarca, tras un atento estudio de las osamentas fósiles de tres grandes carnívoros oceánicos de los tiempos mesozoicos: Ictiosaurios, Plesiosaurios, y Mosasaurios.




Mientras los "dinosaurios" eran los amos en tierra firme, otros gigantescos reptiles dominaban en el medio acuático.

Los científicos examinaron el régimen metabólico de los restos óseos de tales "monstruos marinos",  y determinaron la composición de isótopos estables de oxígeno de su esmalte dental.

Lo compararon con los peces que vivieron en el mismo entorno y llegaron a la importantísima conclusión:

La composición isotópica del oxígeno y del fosfato de los vertebrados, depende de la temperatura corporal y de la composición del agua ingerida.

"Si los reptiles marinos y los peces convivieron en la misma masa de agua, las diferencias de composición isotópica van a reflejar sus diferencias de temperatura corporal", según las palabras de Christophe Lécuyer, uno de los investigadores de la Universidad de Lyon.

Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Science, demuestran que los Plesiosauros así como los Ictiosauros, y particularmente los Mosasauros, controlaban su temperatura corporal, independientemente de la temperatura del agua del mar.

Dichas temperaturas oscilaban entre 12-2 grados C (clima templado-frío) y 36-2 grados C (tropical).

Lo verdaderamente sensacional es que la capacidad de control de su temperatura interna, permitió a estos reptiles conquistar entornos marinos nuevos, especialmente los situados a altas latitudes, donde las temperaturas eran sensiblemente más bajas.

Según se entiende ahora, esta particularidad les proporcionó "reservas energéticas muy importantes para ser los depredadores más eficaces".

Las altas tasas metabólicas, les ayudaron en la depredación, también en el buceo profundo, y en particular también en el nado rápido en distancias grandes.

Imagen de Ictiosauro de estilizada silueta, capturando su presa al emerger su hidrodinámico cuerpo de la superficie de las aguas oceánicas

Agradecimiento y cierre:

Destacamos la invaluable colaboración de los ingenieros Juan Carlos Anselmi Elissalde y Aulo Fernando García Texeira en las ilustraciones que engalanan este artículo.

Se aclara además que todos los artículos de este sitio digital de autoría del suscrito Carlos Brunetto, tienen por primordial y destacado objetivo, el empoderamiento de las actividades educativas y de divulgación cultural, así que un importante esfuerzo ha sido hecho para presentar ideas, conceptos, descubrimientos, teorías, y conclusiones técnicas y socio-políticas, sin utilizar un rebuscado vocabulario propio de especialistas, y tratando de presentar las ideas con el mayor rigor posible aunque siempre buscando sencillez y fácil comprensión.

Esperando que este contenido haya sido de utilidad y agrado para los benévolos ciberlectores, como es habitual Brunetto se despide de todos con un fuerte abrazo, y hasta la próxima entrega.

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